Premio Nobel a la optimización

Tuesday, October 24, 2006



Por: Rafael Escalante López


La teoría económica en sí misma ha ido perdiendo importancia con la evolución de la economía. Para ser más precisos, deberíamos decir que el debate teórico ha estado ausente. Las razones son tan disímiles como despreciables.

En el caso de los Premios Nobel que se otorgan a personas que hayan realizado investigaciones sobresalientes, inventado técnicas o equipamiento revolucionario o hayan hecho contribuciones notables a la sociedad. Sin embargo, el premio de economía la mayor parte de las veces se entrega a personajes ligados a los círculos de poder financiero mundial.

El Premio Nobel de Economía, fue creado en 1968 por el Banco Central de Suecia (Sveriges Riksbank) para celebrar el tricentésimo aniversario de su fundación. Oficialmente se llama “Premio Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel”. El Banco de Suecia es el más antiguo de los bancos centrales. El premio es gestionado por la Real Academia Sueca de Ciencias, que lo otorga anualmente, entregándose a la vez que los premios Nobel (excepto el de la Paz). Como en los premios Nobel, el de economía no puede repartirse entre más de tres personas en cada ocasión. Aunque el premio no es sufragado por la Fundación Nobel, sino por el Banco de Suecia, pero la cantidad es la misma que la atribuida a los premios Nobel.

El premio suele ser citado como Premio Nobel de Economía, pero no es exactamente parte de los premios instituidos en 1895 por Alfred Nobel (distribuidos desde 1901), lo que ha dado lugar a una creciente polémica. Los críticos, entre los que se encuentran miembros de la familia Nobel, consideran que el historial de concesiones está sesgado hacia la economía neoclásica, especialmente la Escuela de Chicago, y que el 80% de los premiados son estadounidenses (65%) o británicos (15%). Se ha alegado también que después de los primeros años no ha habido suficientes economistas de mérito como para justificar la concesión.
Otro tipo de críticas procede de las ciencias, desde las que se discute el carácter científico del discurso económico. Los economistas destinatarios son por lo general personas ligadas a los círculos de poder, a la llamada síntesis neoclásica, sus variantes o a la argamasa de principios, incluyendo los postulados keynesianos. El premio de 2006 es muy ilustrativo de este aspecto.

Llama la atención de la información que se publicó el 10 de Octubre en los periódicos de circulación nacional en México. En uno de ellos se leía el encabezado “Nobel de Economía a Edmund Phelps, por su teoría sobre inflación y desempleo”. El cintillo decía: “El equilibrio entre ambos factores, básico para la redistribución de la riqueza”. El texto comenzaba apuntando sugerentemente: “El estadunidense Edmund Phelps ganó el premio Nobel de Economía 2006 por sus investigaciones sobre la interacción entre los precios, el desempleo y las expectativas de inflación, anunció este lunes la Real Academia de Ciencias de Suecia.” El economista demostró que ''no solamente el ahorro y la formación de capital, sino también el equilibrio entre inflación y desempleo son fundamentales para la redistribución de la riqueza a largo plazo''.

Este economista estadounidense no considera que entre los precios de producción y el valor hay una relación directa. En ese sentido, su análisis es desde la perspectiva de la circulación olvidando la esfera de la producción. Además soslaya que los precios de mercado fluctúan alrededor de los precios de producción y que el volumen de dinero en circulación depende de la cantidad de mercancías. Ahora bien, el nivel de empleo depende del ciclo económico y, por lo tanto, es una ley de población vinculada a los ritmos de la acumulación de capitales.

El año pasado, la asignación del premio fue más alejada del terreno económico. El premio Nobel de Economía fue atribuido al también estadunidense Thomas Schelling y al israelo-estadunidense Robert Aumann por ''haber mejorado nuestra comprensión de los conflictos y de la cooperación mediante la teoría de los juegos''.

La teoría neoclásica es el paradigma dominante en las ciencias económicas, y por ello se la señala también como Mainstream o la ortodoxia. Ésta caracteriza a la economía no tanto como un sistema cerrado, sino como un método de optimización, el que es aplicable a la sociedad en su totalidad.

En los últimos 25 años la política económica y el pensamiento público han sido dominados por una filosofía económica conservadora conocida como neoliberalismo. El neoliberalismo es una forma de liberalismo económico que considera a la economía de mercado como el bien más preciado. Y, lo más grave, es que no considera los sesgos o deformaciones del mercado por el predominio de los monopolios.

Una gran parte de los economistas o los que se dicen serlo, son formados con instrumental y herramientas sofisticadas, para realizar una contabilidad económica (si se puede llamar así) o para describir la realidad económica (aunque sea sesgada), pero no superan la noción de los cosas y no pasan al conocimiento y análisis de las relaciones económicas. Obviamente esta situación genera difracciones y aberraciones en la aprehensión y apreciación de la realidad económica, con la consecuente inexacta elaboración y aplicación de esquemas de política económica. ¡Al fin el que paga sus errores es el pueblo¡

La ciencia económica se ha alejado cada vez más de su objeto de estudio, que los propios galardonados de economía se encuentran lejos de reflejar aspectos y problemas fundamentales actuales de la economía política. Así, podríamos continuar señalando estos premiados y seguiríamos notando la ausencia científica económica, y asombrándonos por planteamientos francamente vulgares de la economía.